Sáiz Ripoll, Anabel, Las etapas lectoras en el bebé (de 0 a 3 años), 11-oct-2011
Primeros contactos con la lectura sin saber leer – Fundación Germán Sánchez Ruipérez
El niño, desde que nace, precisa unos cuidados imprescindibles para su desarrollo emocional. La lectura se encuentra entre sus necesidades básicas.
El bebé presenta unas necesidades y unas habilidades que, quienes están a su cargo, han de fomentar y fortalecer. La salud física es fundamental, por supuesto, pero no se debe olvidar la salud afectiva y la salud emocional que permiten crear un vínculo entre los bebés y sus cuidadores, su familia. Uno de estos aspectos es la lectura.
Instrucciones para enseñar a un niño a leer
El escritor Gustavo Martín Garzo, al comienzo de su artículo, “Instrucciones para enseñar a un niño a leer” ya deja claro que las palabras son una herramienta poderosa que, desde el principio, sirven de bálsamo y consuelo para el recién nacido:
“Conviene empezar cuanto antes, a ser posible en la habitación misma de la clínica de maternidad, ya que es aconsejable que el futuro lector esté desde que nace rodeado de palabras. No importa que, en esos primeros momentos, no las pueda entender, con tal de que formen parte de ese mundo de onomatopeyas, exclamaciones y susurros que le une a su madre y que tiene que ver con la dicha. Poco a poco irá descubriendo que las palabras, como el canto de los pájaros o las llamadas del celo de los animales, no son sólo manifestación de existencia sino que nos permiten relacionarnos con lo ausente. Así, muy pronto, si su madre no está a su lado echará mano de ellas para recuperarla en su pensamiento, o si vive en un pueblo rodeado de montañas les pedirá que le digan cómo es el mundo que le aguarda más allá de esas montañas y del que no sabe nada.”
Etapa de 6 a 12 meses
Las características de estos primeros meses son:
- Aumenta el contacto visual.
- Se inicia el diálogo afectivo a través del balbuceo.
- Se emplea la mímica y el gesto.
- El niño comienza a jugar con su cuerpo (las manos, los pies…)
Las pautas que se dan para iniciarse en la lectura son:
- Hay que nombrarle las figuras y objetos.
- Conviene tener al bebé en una posición cómoda.
- A la lectura se añaden otros elementos como el masaje.
- Hay que señalar lo que se lee, las imágenes, los personajes, los objetivos.
- Es importante emplear repeticiones y onomatopeya.
En cuanto, a la lectura o los libros, los materiales son variados:
- Canciones de cuna, nanas.
- Rimas
- Cuentos de ropa y de plástico (para la bañera, el cochecito…)
- Imaginarios
- Cuentos breves que terminan en masaje infantil, tan importante para el apego.
Etapa de 12 a 24 meses
En esta etapa tan importante hay que:
- Dejar que el niño controle el libro.
- Preguntar ¿dónde está? y dejar que señale en el cuento el personaje, objeto o animal por el que se le pregunta.
- Relacionar los cuentos con las experiencias del niño.
- Permitir que el niño complete las frases.
- Al leer es interesante y enriquecedor jugar con las voces y los sonidos de los animales.
Los los materiales que se pueden emplear son:
- Libros que hablen de cosas relacionadas con la cotidianeidad del niño.
- Libros desplegables e interactivos.
- Libros básicos sobre primeros conceptos: estaciones, transportes, contrarios, colores…
- Libros de animales
Etapa de 2 a 3 años
En esta franja de edad, el niño está evolucionando de manera muy rápida, así que la lectura debe acompañarle en ese proceso. Las pautas que se pueden seguir son:
- Preguntarle “¿Qué es?” ante cualquier personaje o situación del libro.
- Relacionar los cuentos con su experiencia cotidiana.
- Leerle varias veces su cuento favorito.
- Introducir la lectura en alguna de sus rutinas: la hora del baño, la cena, la hora de ir a dormir.
Algunos materiales recomendables en esta franja de edad serían:
- Los álbumes con historias sencillas
- Las historias mudas
- Los abecedarios, los vocabularios…
Leer desde el principio
Tras las anteriores y breves consideraciones queda claro que nunca es pronto para iniciarse en la lectura. Es más, en esta etapa de los 0 a los 3 años el libro tiene un papel clave y decisivo que se puede resumir en tres ámbitos, el lúdico, el afectivo y el educativo. Como bien escribe Paco Abril, y sus palabras sirven de conclusión: “Si un bebé se siente querido, querrá jugar, conocer y descubrir el mundo. Si, por el contrario, siente amenazado su afecto, se negará a jugar y a realizar cualquier intento de exploración”. El contacto con los libros propicia esta seguridad. Por lo tanto, se trata ya no de una recomendación, sino, acaso, de una necesidad.
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Prof. Julieta Abarzúa